El Comercio. El debate deja un saldo de significativas coincidencias, pocas novedades y algunas promesas por destacar. Quedan dudas si lo expuesto será suficiente para enfrentar a las organizaciones criminales que cada vez son más complejas, sofisticadas y nocivas para la seguridad ciudadana del país y la seguridad global.
En seguridad ciudadana coincidieron en que la inseguridad ha crecido en el país y con mayor incidencia en la población de menores recursos. Si bien ninguno ofreció de manera contundente una reforma policial, enfatizaron la necesidad de modernizar y repotenciar la Policía Nacional, mejorar salarios y condiciones laborales, una mayor interconexión de las comisarías y coordinación con los serenazgos.
De Keiko Fujimori se puede resaltar el programa calle segura, el observatorio del delito y las políticas de prevención del delito, con sanciones drásticas y estricta sanción de las faltas.
Considerando que en el último quinquenio la población penal casi se duplicó, cabe resaltar desde el lado de Humala, la promesa de reforma penitenciaria para que sean centros de trabajo y el servicio policial voluntario para jóvenes para que realicen tareas administrativas.
En narcotráfico coincidieron en que se retrocedió en los últimos años. Ambos se centraron en el fortalecimiento de las instituciones públicas (la policía, los Registros Públicos, la Unidad de Inteligencia Financiera, entre otras), una mejor coordinación entre las mismas para enfrentar el control de insumos químicos (se incauta menos del 5% de insumos químicos desviados al narcotráfico) y un sistema mucho más estricto de control del lavado de activos (el 83% de los 4.533 millones de dólares detectados por la UIF corresponden al del tráfico ilícito de drogas).
Por el lado de Keiko, el énfasis estuvo en llevar una mayor presencia del Estado, al apoyo directo a los agricultores (Aguaytía, Tingo María y el VRAE, entre otros) brindándoles protección, seguridad, desarrollo y sobre todo decisión política. Humala fue explícito al señalar que mejorará la cooperación con EE.UU. pero respetando la soberanía nacional.
Sería conveniente precisar mejor cuál será el diseño institucional de la lucha antidrogas. Humala ofrece crear el Alto Comisionado Presidencial para la Paz y el Desarrollo con rango ministerial, en los principales escenarios donde confluyen la subversión y el narcotráfico (se entiende el VRAE y el Alto Huallaga), cuyo trabajo se oriente a separar a los agricultores cocaleros del narcotráfico. ¿Este organismo reemplazará a Devida?
El narcotráfico es incompatible con el desarrollo del país. Desde una perspectiva integral, para enfrentarlo se requiere no solo afectar los “eslabones de la cadena” en términos de producción, tráfico y consumo de drogas, sino afrontar los vínculos con los aspectos legales, institucionales, socioculturales, ambientales, relaciones internacionales y seguridad humana.
Considerando el crecimiento del narcotráfico, la violencia y mayor profesionalización del delito; la oferta electoral en este campo requiere mayores precisiones y debate. Quedan muy pocos días.