Espacio compartido. Dada mi profunda desazón por los resultados electorales y dados los candidatos que quedaron para la segunda vuelta, desde hace semanas veo el 5 junio como la fecha terrible, en la que lo inevitable ocurrirá.
Conforme van pasando los días, sin embargo, comienzo a necesitar urgentemente, casi como al oxígeno, que pase esa fecha, que ya estemos 6 junio, sea cual fuese el resultado de las elecciones.
Ello no tiene nada que ver con que hayan disminuido mis preocupaciones con el país que se nos viene, en cualquiera de los dos escenarios. Hay que prepararse porque, gane quien gane, vienen tiempos muy duros, de polarización y enfrentamiento entre peruanos.
Lo digo por otra razón, por el tono al que ha llegado la campaña electoral. Por la forma en que la verdad ha sido asesinada. Por la forma en que se manipulan y utilizan temas que para mí son muy importantes. Por los niveles de intolerancia y hasta de violencia que vivimos.
Pero , aún incluso, más que por eso, y en un tono más personal, por la enorme dificultad que vivo dadas las opciones militantes que amigos entrañables están tomando, por uno u otro candidato. Me queda clarísimo que ninguno de ellos quería este escenario; que, por el contrario, lo veían con enorme preocupación. Ninguno de ellos votó por alguno de los candidatos que ganaron. Comprendo y respeto del derecho que tienen de identificar, en ese contexto, lo que consideran un mal menor. Algo que yo aún no logro hacer en definitiva, porque sigo viendo, en ambos, males mayores. (Quizás no lo logre y vicie mi voto).
Entiendo, muy bien, las razones de fondo y de circunstancia, de razón y emoción, que los han llevado, con tanta vehemencia y arriesgándose muchísimo, por las consecuencias que un error de su apreciación tendría sobre muchas cosas que a ellos les importan. Admiro su coraje. Pero confieso que habría preferido que sus respectivos y legítimos NO, haya sido lo que dominará su argumentación y que no terminarán tan directamente involucrados a favor de la argumentación de los contendores.
Nada de eso me quita mi amistad y respeto.
Pero quiero que ya estemos 6 junio. ¿Saben por qué? Porque conozco bien a mis amigos y sé, que gane quien gane, lo que primará en ellos será la actitud vigilante y la denuncia de todo atropello contra la democracia y los derechos humanos.
Si no todo lo peruanos, por lo menos algunos nos podremos reencontrar luego el 6 junio en esa trinchera, en la que siempre hemos estado