Meses después de predecir su muerte y horas antes de que el Congreso brasileño aprobara una reforma del Código Forestal muy cuestionada, el activista defensor de la selva amazonica, José Claudio Ribeiro da Silva y su esposa María do Espírito Santo da Silva fueron asesinados hoy a tiros en la reserva ambiental de Pará donde vivían hace más de dos décadas.
Ribeiro da Silva era uno de los principales líderes ecologistas de la Amazonia brasileña y se ganaba la vida en la zona con la extracción artesanal de castañas.
En su permanente defensa de la Amazonía, él y su esposa habían tenido permanentes choques con taladores y era conocida su oposición a la aprobación en el Congreso de una reforma del Código Forestal, pues sostenía que aumentaría la deforestación en el área ya que concede amnistía a los responsables de talas ilegales realizadas en la selva del Amazonas hasta el 2008.
De acuerdo a las primeras investigaciones, los cuerpos de ambos fueron encontrados en Pará, en el norte de Brasil pero hasta el momento no se conocía de ningún arresto derivado del crimen.
Trascendió sin embargo que el activista ya había tenido choques con ciertos taladores y era blanco de amenazas por madereros que operan ilegalmente y que pretendían invadir la reserva para talar variedades de alto valor comercial como la caoba para la producción de carbón vegetal para la industria siderúrgica.
Pese a todo ello, se conoció que la pareja nunca consiguíó protección policial.
Conocida su muerte, la presidenta Dilma Rouseff pidió a su ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, que ordenara a la Policía Federal una inmediata investigación del asesinato de la pareja.
Predijo su muerte
José Claudio Ribeiro da Silva era consciente del peligro que corría su vida. «Hoy estoy hablando ante ustedes, pero en un mes podrían recibir noticias de mi muerte», afirmó en noviembre pasado en un foro internacional realizado en Manaus.
«Defenderé el bosque cueste lo que cueste. Y por eso puedo recibir una bala en la frente en cualquier momento, por mis denuncias contra los madereros. La gente me pregunta si tengo miedo. Sí, lo tengo, soy un ser humano, pero mi miedo no me silencia. Mientras tenga fuerzas para caminar denunciaré a los que destruyen el bosque», agregó el ecologista.
Ribeiro da Silva y su esposa eran dirigentes del Consejo Nacional de Poblaciones Extractivistas de Pará, una organización no gubernamental fundada por Francisco «Chico» Mendes, el recolector de caucho y líder ecologista asesinado por ganaderos en 1988.
Su muerte deja en evidencia la lucha por el futuro de la Amazonia, en momentos que la deforestación de la selva amazónica de Brasil se multiplicó por seis desde el año pasado, según imágenes satelitales difundidas por el gobierno y que muestran que entre marzo y abril del 2011 se destruyeron 593 kilómetros cuadrados de bosque, frente a los 103 talados en los mismos meses del año anterior.
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