Reservas de metano en el mar podría sustituir al petróleo

El Departamento de Interior norteamericano informó que un grupo de investigadores acaba de descubrir hidratos de gas en el suelo marino de Alborán, en el oriente andaluz, junto a los literales continentales, los cuales parecen trozos de hielo pero echan a arder al acercarles una llama y pueden convertirse en una de las principales fuentes de energía si se desarrollan técnicas rentables para extraer su metano.


 


Menchu Comas, investigadora del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (CSIC) y delegada española en el comité científico del Programa Integrado de Perforación Oceánica (IODP), dijo que confirmaron la presencia de abundantes depósitos de hidratos de gas gracias a la colaboración de un buque oceanográfico ruso.


 


«Los hidratos de gas son probablemente una de las principales reservas de hidrocarburos que quedarán disponibles a largo plazo», prosiguió Comas. «Ya sabíamos que había hidratos de gas en el Golfo de Cádiz, así que ya podemos afirmar que todo el litoral meridional español abunda en reservas», concluyó.


 


El más común de estos compuestos, tanto en España como en el resto de los depósitos marinos que se han hallado en el mundo, es el hidrato de metano, compuesto por 20 moléculas de agua que se disponen en los 20 vértices de un dodecaedro, formando una auténtica jaula que atrapa a una molécula de metano.


 


Es una especie de hielo que ocupa los poros de los sedimentos oceánicos, y sólo es estable a profundidades de más de 500 metros de agua. Los científicos calculan que los hidratos de gas del planeta contienen más de 10 billones de toneladas de carbono (en forma de metano), entre el doble y el triple que la reserva mundial de combustibles fósiles (donde el carbono está en forma de petróleo, carbón y gas natural).


 


En rigor, los hidratos de gas son también combustibles fósiles, porque su metano proviene de la actividad de antiguas bacterias. Estos depósitos están repartidos por los sedimentos oceánicos de los litorales continentales –a veces enterrados 1.000 metros bajo el suelo marino-, y también en las regiones polares.


 


Planteamientos para explotación industrial


 


El Congreso norteamericano aprobó en el año 2000 un programa de investigación sobre los hidratos de gas, y el departamento de Energía de ese país financia actualmente cinco proyectos científicos para evaluar su potencial energético, seguridad y el impacto ambiental de su exploración y desarrollo.


 


Stephen Kirby, del Geological Survey del Gobierno estadounidense (USGS), al frente de uno de los proyectos, dijo que para plantear la explotación industrial de estas reservas hay que encontrar depósitos de hidratos de gas que estén lo bastante concentrados como para ser comercialmente viables, como en la región ártica.


 


El investigador también agregó que necesitamos aprender cómo se puede operar de manera económicamente rentable en condiciones de alta profundidad, más de 500 metros, que es donde están la gran mayoría de los depósitos de hidratos. Y finalmente, desarrollar mejores técnicas para extraer gas natural de la descomposición de los hidratos de gas. 


Las petroleras Chevron, Shell, Petrobras y Statoil también colaboran en las investigaciones, aunque no aspiran a una aplicación industrial inmediata.


 


También investigan en hidratos de gas los servicios geológicos de los gobiernos de Canadá, Alemania, Rusia y Japón. Australia abrió el mes pasado una instalación especial de alta presión dedicada a investigar la formación y la transportabilidad de los hidratos de gas.


 


También el mes pasado, los ministros de energía de Japón y Estados Unidos firmaron un convenio con el mismo fin, que incluye estudios de campo en las reservas del norte de Alaska.


 


A finales de la década pasada, investigadores de la Universidad de Moscú y el Instituto Tecnológico Geominero de España, a bordo de un buque oceanográfico ruso, descubrieron abundantes depósitos de hidratos de metano en el golfo de Cádiz, a una profundidad de 900 metros. Repsol tiene plataformas en la zona, pero a sólo 100 metros de profundidad. A estos depósitos se unen ahora los recién descubiertos bajo el suelo del mar de Alborán.