70 por ciento de viviendas de Pisco están destruidas

Con voz entrecortada y sumamente nervioso, el alcalde de Pisco, Juan Mendoza, formuló esta mañana un dramático llamado a las autoridades del Gobierno Central para que lleven inmediata ayuda a su ciudad, en donde  el 70 por ciento de sus viviendas han sido destruidas por el terremoto.


 


Mendoza detalló por teléfono que cientos de cadáveres se encuentran tirados en las calles y que la comunicación, cortada desde anoche, aún no se restablece totalmente.   Tampoco hay  luz ni agua y a cada minuto aumentan los reportes de casas de adobe y quincha derrumbadas totalmente por el siniestro.


 


Reportes televisivos mostraron impactantes imágenes de personas muertas, amontonadas en una plazoleta, luego de ser sacadas por las cuadrillas de rescate del interior del templo San Clemente, que anoche se vino abajo con el terremoto.


 


La gran cantidad de muertos ocasionó el colapso de la morgue de la ciudad, al punto que en  la mañana, unos 25 cadáveres permanecían en el frontis de la Municipalidad porque  no pudieron ingresar a la morgue por falta de capacidad.  También la Catedral de Pisco quedó totalmente destruida y la caída de sus paredes ocasionó la muerte de varias personas que se encontraban escuchando misa en el momento del terremoto.


 


«Tenemos cientos de muertos regados por las calles, heridos en los pasadizos de los hospitales, esto es indescriptible. Pisco ha sido devastado en un 70%, No tenemos agua, no tenemos comunicación, las casas se han caído totalmente, las iglesias están destruidas, el pueblo necesita urgente ayuda del Gobierno», clamó entre lágrimas el burgomaestre.


 


En horas de la mañana, un impactado ministro de Salud, recién llegado a esta ciudad porteña de 1 300 habitantes, daba cuenta de por lo menos 200 muertos en Pisco y reconoció que la magnitud de la tragedia aumentaba conforme avanzaban las horas.


 

El burgomaestre demandó el envío urgente de un contingente de médicos, enfermeras, medicinas, sangre y ayuda humanitaria para  atender a los numerosos heridos que siguen llegando al hospital de la ciudad, que no sólo ha colapsado en su capacidad para atender a las víctimas, sino que ha sufrido graves daños de infraestructura  y se ha visto obligado a atender a sus pacientes en los pasadizos y hasta en los patios.