Del 35% al 40% de la coca cultivada en Bolivia se desvía a la producción de cocaína, mientras que el resto la consumen los campesinos que la mastican. El Gobierno de Evo Morales reconoció las cifras. “Casi un 65% va al ‘acullicu’, o sea al masticado de la hoja de coca, y un 35% a 40% (…) al problema ilegal“, dijo el viceministro de Defensa Social, Felipe Cáceres.
Es la primera vez que el gobierno de Morales Ayma divulga un cálculo propio sobre el porcentaje de coca desviado al narcotráfico, que por años ha tratado de minimizar. Esta vez, una fuente del sector le contó a una agencia internacional lo dicho por Cáceres.
Sin embargo, esta fuente aclaró que esos porcentajes son “preliminares” y que las cifras definitivas se divulgarán cuando concluya un estudio sobre el consumo legal de coca en Bolivia, que actualmente se elabora.
Hace algunos meses, el propio presidente Evo Morales reconoció que los cocaleros de los sindicatos que él dirige desviaban la hoja al narcotráfico, e incluso les regañó porque pedían aumentar el número de hectáreas cultivadas.
El vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, admitió un mes antes que el narcotráfico aporta a la economía del país de 300 a 700 millones de dólares anuales (hasta un 3% del PIB).