14N: La búsqueda por la verdad continúa

Desde la intimidad de su hogar, luego de finalizar una entrevista con un canal de televisión y de rendir un examen para la universidad, Pacha Sotelo nos recibe para contarnos, después de un año, en qué situación se encuentra el proceso de investigación por la muerte de su hermano Inti y cómo la justicia parece no querer asomarse.

LIMA. Serio, distante, desconfiado. Luego de un año de los trágicos sucesos de noviembre, aquellos que desembocaron en la muerte de su hermano, Pacha Sotelo está convencido de quiénes son los culpables. “Yo en todo momento respeté las investigaciones. En diciembre y enero yo no podía decir quién había sido, a pesar que lo sabía y que habían pruebas. Pero ya ha pasado un año y estoy convencido que fue la policía. Y sí hay nombres… Tanto la denuncia constitucional como la denuncia penal configuran bien lo que sucedió: La policía no tuvo intención de dispersar a los manifestantes. La intención fue atacar. Intentaron callarnos con miedo y se les pasó la mano”, reveló Pacha.

Pacha nos manifestó con convicción que los culpables están entre la policía.

Minutos antes de iniciar la conversación, Pacha nos abrió la puerta de su hogar mientras se escuchaban los ladridos de su perro por no saber quienes éramos. Pacha nos recibe con un buenos días que oculta tristeza y decepción. La razón la conoceríamos al ingresar al domicilio mientras él nos saludaba de lejos. Vestido con una polera gris y unos lentes que ocultaban la mirada de alguien cansado de tanto esperar, nos reveló la causa de su estado anímico: «Han archivado el caso”.

Por la mañana, mediante el twitter del abogado Ronald Gamarra, se dio a conocer que el caso de Inti y Bryan había sido archivado en la Inspectoría de General de la Policía Nacional del Perú. En tanto, el ministro del Interior, Avelino Guillén, confirmó que esa entidad archivó la investigación administrativa disciplinaria contra los efectivos policiales que reprimieron a quienes ejercieron su derecho a protestar durante noviembre/diciembre del 2020. Pacha conoció la noticia unos días antes de cumplirse un año de la muerte de su hermano y la de Bryan Pintado.

No obstante, la esperanza de seguir luchando por alcanzar justicia se hace oír aún en las calles. Las convocatorias y movilizaciones sociales que se han desarrollado no permiten que la voz de protesta de quienes se alzaron hace un año sea silenciada y, menos aún, olvidada. Es así que el sábado pasado se dio a conocer que la resolución que permitía absolver a aquellos policías implicados en la represión de las marchas contra Merino, fuera anulada.

Pacha y su familia aún no pierden la esperanza de que los culpables reciban el castigo que le corresponda

Una buena noticia, aunque tardía, nos ha llevado a seguir conversando del tema y recordar sobre quién era Inti Sotelo, y lo qué significa que él siga presente en la memoria colectiva de una sociedad marcada por la desigualdad y la injusticia. “Hay algunas ocasiones que lo sentimos, sobre todo mi madre. Ella es la más sensible a ese mundo que no vemos, pero es el mundo en el que él se encuentra. Esa es nuestra creencia. Queremos recordarlo así”, nos comentó Pacha.

La reforma fantasma

Al finalizar las protestas, Manuel Merino de Lama renunció a la Presencia y asumió el cargo Francisco Sagasti, quien invitó simbólicamente a las familias de Inti Sotelo y Bryan Pintado a su juramentación ante el Congreso de la República. Ese mismo día se anunció un bono nunca antes entregado para aquellas víctimas y fallecidos en conflictos sociales. No obstante, ese dinero no regresaría a la vida a aquellos que murieron por la represión policial. “Yo no quería ir”, dijo un enfático Pacha. “Estar en ese lugar donde habían 105 personas que, quieran o no, con su decisión desencadenaron en la muerte de mi hermano; yo no iba a estar cómodo, pero era el Gobierno de turno y el abogado nos recomendó asistir”, aclaró.

Desde los primeros días de las manifestaciones de noviembre del 2020, la policía no tuvo reparos en mostrar su lado más siniestro. Según un estudio de IPSOS, alrededor de tres millones de peruanos y peruanas marcharon en contra de la arbitraria decisión del Congreso de la República que dio origen a la protesta. El 80% de la población apoyó las manifestaciones. Ello se tradujo en la masiva convocatoria que reunió a multitudes en las ciudades del país y el porqué Merino de Lama y sus aliados tenían miedo de la histeria social: en el fondo, sabían que habían puesto al país en crisis.

 

La policía, quienes son los encargados de “poner el orden”, desgraciadamente no dudaron en hacer lo que desde arriba se les pedía. “Mátalo, Mátalo”, se llega a oír en un video que fue difundido por redes sociales. Eso fue lo que pasó. La muerte se vistió con perdigones e impunidad en aquellos días de convulsión nacional. Sin embargo, hasta la fecha no hay culpables ni sentencias que brinden tranquilidad a los familiares de las víctimas.

Ante una muestra más del abuso de poder y de la ineficiencia de las autoridades para saber distinguir qué hacer y qué no fue que el Gobierno de transición de Francisco Sagasti anunció una reforma policial. Sin embargo, la brevedad de su mandato hizo imposible que la pudiera concretar. Frente a ello ¿Cómo solucionar problemas estructurales y de corrupción que la policía lleva desde hace mucho tiempo?

Por lo pronto no hay respuestas, solo la larga espera de aquellos que siguen buscando justicia por sus familiares perdidos en conflictos sociales y todavía no la encuentran. Somos reacios a pensar que todo quedará en esperanzas y en promesas sin cumplir. Esperamos que en los próximos meses tengamos noticia de aquellos condenados con rostros y nombres y que, como el sol, la justicia tampoco se apague en un caso que revela una vez más el estado precario en el que se encuentra nuestro país.

Fotos: Joaquín Boluarte