Los agentes del Grupo Especial de Inteligencia Orión, de la Dirección Antidrogas (Dirandro), se llevaron una enorme sorpresa cuando le hicieron un seguimiento a un alijo de cocaína que salió del Alto Huallaga con destino a Lima, donde una organización internacional del narcotráfico recibiría la droga para luego exportarla. Al momento de ejecutar el operativo, los efectivos de Orión encontraron entre los intervenidos a otros policías en actividad y en retiro que se dedicaban al robo de cocaína y que luego revendían a otras mafias.
El jueves 14 de octubre, los agentes de Orión capturaron al suboficial PNP en retiro Luis Olivares Sánchez y al suboficial PNP en actividad Eddy Rebatta Carrión cuando transportaban quince kilos de cocaína valorizada en medio millón de dólares.
Con Olivares y Rebatta fueron arrestados los civiles Baldimir Quevedo, Jhonatan Gómez y Génesis Castañeda. El operativo se cumplió por inmediaciones del asentamiento humano San Antonio, en el distrito de Carabayllo.
Actuaba como cabecilla de la organización criminal el suboficial Luis Olivares Sánchez, de 45 años. Coincidentemente, Olivares era un prófugo de la justicia: enfrentaba mandato de detención judicial por el caso de una treintena de ejecuciones extrajudiciales de presuntos delincuentes, en Lima y provincia.
El cuento de las rutas
Durante las escuchas telefónicas judicializadas aplicadas a la organización del expolicía Luis Olivares, el equipo especial Orión detectó que el proveedor de droga del Alto Huallaga coordinaba la salida de un alijo de droga con un representante de una firma internacional, quien garantizaba contar con una nueva salida vía marítima con destino al continente europeo.
El supuesto representante de la mafia internacional convenció al proveedor del Alto Huallaga que tenía asegurado un contacto en el puerto del Callao. Para probarle que no mentía, le solicitó 30 kilos para demostrarle la salida de la cocaína.
Al final acordaron que solo serían 15 kilos y que la entrega se haría en Lima. Y así fue.
Durante el proceso de observación, vigilancia y seguimiento, los agentes de Orión descubrieron un sospechoso comportamiento de un grupo de personas, entre quienes se encontraba una mujer, que se desplazaban en modernas camionetas por inmediaciones de un inmueble ubicado en la manzana B, lote 13, del asentamiento humano San Antonio, en Carabayllo.
Finalmente, los agentes antinarcóticos concluyeron que se trataba de un “arranche”. Es decir, de un robo de droga. Hasta ese momento, el equipo Orión desconocía que la red criminal que aseguraba nuevas rutas para sacar la droga estaba integrada por miembros de la Policía Nacional y en retiro y en actividad.
Luis Olivares, el supuesto representante de una firma internacional, fue detectado cuando coordinaba y daba instrucciones al suboficial PNP en actividad Eddy Rebatta Carrión y a los civiles Baldimir Quevedo, Jhonatan Gómez y Génesis Castañeda. No se imaginaban que eran vigilados al milímetro por los agentes del Grupo Orión.
Viejo conocido
Precisamente, cuando el suboficial Eddy Rebatta trataba de ingresar con una camioneta en el inmueble de la manzana B, lote 13 del asentamiento humano San Antonio, los agentes de Orión, en coordinación la fiscalía antidrogas, atraparon al suboficial en retiro Luis Olivares y a todos sus acompañantes. En el interior de la mochila de Olivares había quince paquetes de droga en forma de ladrillo.
“No es usual que para transportar quince kilos de cocaína se haga un despliegue de camionetas de alta gama. Además, llamó la atención que los investigados pidieran como muestra quince kilos de droga, cuando en el mundo del narcotráfico solo se envía de dos a cinco kilos”, informó un oficial del Grupo Orión.
El suboficial en retiro Luis Olivares alegó inocencia. Dijo que estaba de visita en la casa de un amigo y que por el camino se encontró con el suboficial Eddy Rebatta. Sin embargo, no sabía que todos sus movimientos habían sido registrados por los agentes antidrogas.
El expolicía Olivares no era nuevo en el negocio.
El 4 de setiembre de 2019, Luis Olivares, estando en actividad, se salvó de ser capturado con las manos en la masa, cuando agentes antidrogas se presentaron en su casa de Chorrillos. Les habían informado que Olivares transportaba cocaína en una camioneta.
Sin embargo, ante la demora de la operación, los policías antinarcóticos no hallaron nada en el vehículo, debido a que Olivares había ingresado horas antes a su domicilio. Increíblemente, Olivares logró que los policías fueran denunciados ante la Inspectoría General de la PNP. Dos años después, Luis Olivares cayó con quince kilos de droga que había “arranchado” a un proveedor del Alto Huallaga.
Lo sucedido con Luis Olivares y su colega policía Eddy Rebatta confirma la tendencia del cada vez mayor involucramiento de efectivos policiales con el narcotráfico.
De acuerdo con reportes de la propia Policía Nacional, entre 2020 y lo que va del 2021, en total 131 efectivos resultaron arrestados por pertenencia a organizaciones del narcotráfico. En 2020 fueron 65 y en 2021 van 66.
Las cifras son preocupantes porque la mayoría de agentes fueron intervenidos por el robo de cargamentos de droga procedente del Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), que luego revendieron a otras bandas de narcotraficantes. Entre los policías desplegados en dicha zona, se ha vuelto popular la modalidad del “arranche” para conseguir dinero fácil.
Por ejemplo, una pelea entre dos grupos de policías por el robo de 5 kilos de cocaína terminó con la detención de 14 efectivos, entre ellos dos capitanes, un alférez y once suboficiales que laboraban en diferentes unidades de Lima.
Estos dos grupos de malos policías se dedicaban a planificar falsos operativos con el objetivo de quedarse con la droga incautada y luego venderla a menor precio a los narcotraficantes.
En otro episodio, el 18 de agosto del 2020, agentes del Departamento de Investigación Criminal de Jesús María, además del capitán PNP Hader Vizcarra Flores y los suboficiales Henry Condon Olórtegui, Daniel Gutiérrez Murillo, Alexis Ampuero Quispe y José Calcina Aguilar, intervinieron un hotel en San Martín de Porres, donde incautaron 75 paquetes de cocaína, cuya mercancía fue trasladada a dicha unidad policial.
La intervención se hizo en complicidad del suboficial PNP Alejandro Sánchez Oscco del departamento de Investigación Criminal de San Martín de Porres. De ese cargamento, 22 kilos fueron robados y cambiados por bloques de madera y jabones de tocador.
Nueve días después, los suboficiales Henry Condor y Daniel Gutiérrez viajaron a Barranca para ofrecer 5 kilos de droga al suboficial en retiro PNP Victor Solís Camones.
Lo preocupante es que este tipo de casos que involucran a la Policía con el narcotráfico están en alza.
“Esos policías son vulgares narcotraficantes”
“Muchos de los efectivos implicados cruzan la línea aprovechando su función policial que les permite acceso de información privilegiada, que lejos de utilizarla para hacer operaciones en beneficio del Estado y la sociedad, la aprovechan en beneficio propio, convirtiéndose en vulgares narcotraficantes”, indicó el jefe de Inteligencia de la Dirandro, coronel PNP Walter Pajuelo Lozano.
“Es un negocio rentable para los implicados, porque la droga robada la rematan a menor precio que el mercado y finalmente los policías involucrados pasan a formar parte de la cadena del narcotráfico”, señaló el jefe de Inteligencia Antidrogas.
El 17 de julio de ese año, los suboficiales Ernesto Cruzado Mollán, Luis Gonzales Uriarte, Tony Aylas Cárdenas y Luis Jiménez Rivas, adscritos a la comisaría de El Tambo, Ayacucho, secuestraron al chofer de un camión a la altura de la vía Tambo-Quinua en Ayacucho. El objetivo era apropiarse de 500 kilos de cocaína con destino a Huamanga.
Para consumar el hecho, los policías habían montado un falso operativo sin la presencia de un fiscal, sin imaginar que el cargamento era una remesa controlada por la Dirandro. El operativo tuvo que abortar.
Este tipo de hechos se repiten en las zonas de tránsito de los alijos de cocaína en el país.
Fuente: La República